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Poemas de María Sofía Abarca (Argentina)



María Sofía Abarca (La abeja obrera) de Mendoza, Argentina, es profesora de Lengua y Literatura y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de Cuyo. Escribe literatura hipertextual, lúdica y experimental, además de cultivar los géneros de la lírica y la narrativa, este último en cuento, microrrelato y novela. Actualmente, trabaja en escuelas secundarias de la provincia de Mendoza.


Su labor literaria retomó a fines de 2023 y, hasta la fecha, ha obtenido reconocimientos y premios en Argentina, Chile, México, España y Perú, entre los cuales se destacan: el primer premio del I Certamen Literario “Encuentros de Cine y Literatura (Mendoza, Argentina), del XIV Certamen Internacional de Microrrelatos Manuel Pérez Yuste (Valencia, España), del IX Concurso de relatos breves Asun Casasola (Irún, España), del II Certamen Internacional Literario, en poesía, de la Fundación ReSiFro (Buenos Aires, Argentina), del XXXVIII Concurso de Microrrelatos de Radio TVLavapiés (Madrid, España), del I Concurso Literario Provincial de Relatos Cortos Eufrasia Cabral (Santa Fe, Argentina), del IX Premio Alborán de Microrrelatos (Málaga, España), del IV Certamen Internacional de Microrrelatos CERBA 2024 (Jerez, España), del V Certamen de relatos cortos “Oda a los Muertos” (Pachuca de Soto, México), del I Certamen de cuento corto de la editorial Ataraxia Delirium (Guadalajara, México) y del IX Certamen de poesía Amalio Gran (Alicante, España); el segundo premio del II Certamen de Poesía Berta Wilhelmi (Granada, España), del III Concurso de microrrelatos “Mi reino por una pluma” y del IV Certamen de relatos cortos, “Canciones para bien morir” (Pachuca de Soto, México); el tercer premio en poesía de expresión del IV Certamen Internacional Espejo de Alicante (Alicante, España), del V Premio Nacional de Poesía “Verso Libre MX, 2024” (Academia Nacional e Internacional de Poesía, Ciudad de México) y del Concurso Literario, en poesía, de SADE filial Tres de Febrero; dos accésits: del II Certamen Internacional de Microrrelatos “Ángeles Álvarez Arazola, con M de Mujer” (Jaén, España) y del I Certamen Internacional de Relato Federación Española de Fibrosis Quística (Valencia, España); además de una mención de honor, en poesía, en el Certamen Internacional “Notas Migratorias César Vallejo” (Lima, Perú).


También, fue finalista del I Certamen Internacional Fernando Álvarez Balbuena (Asturias, España), del I Premio de Poesía Internacional “9 de noviembre” (Alpujarra, España), del XLIII Certamen de Poesía "Ánfora de Plata" (Málaga, España) y publicada posteriormente en la antología de ganadores y finalistas.


Sus poemas, tautogramas y narraciones integran distintas antologías internacionales, además de estar publicada en un libret fallero y en Cuadernos del Rebalaje. Desde marzo de 2024, forma parte del catálogo de poetas jotaberos de España.


Dos de sus haikus (Asociación Le Cercle) y dos de sus poemas visuales han sido expuestos en España, dos de ellos en calidad de finalista de certámenes internacionales (Árbol Invertido y Paqui Jiménez Yepez), y uno de sus microrrelatos fue premiado y traducido al inglés, en el marco de la convocatoria de Cosmocuentos, Versión Iberoamericana, en Chile.


En 2020, fue jurado del Certamen de cuento “La cultura es de todos, Proyecto: Voces al aire recuperando historias del territorio de Imués” organizado por Letras por la Paz, en Colombia.


En 2024, la editorial Berez Haziku del País Vasco premió y publicó sus “Aportes a la Teoría del Taxón Eucarya”, en el marco del I Certamen de Literatura Erótica y Amorosa, en la categoría de relato, en la colección Mil amores.





DUELE TANTO ATRAVESARSE CON UN RUISEÑOR



1er Premio IX Certamen Internacional “Poeta Amalio Gran” Categoría A, bajo el

lema: “Hay tantas voces” (Alicante, España).



Nos corresponde hacer miel con la sed que tienen nuestros verdugos,

huir de nuestras alas ya cortadas,

y levantar ese vuelo redundante, dolor doble

que se nos ha hecho invencible; poblar, de nuevo, el páramo.

Nos toca temblar en la boca del soldado,

atragantarnos como una flor blanca en la garganta del inocente

y cantar allí, con todas las voces que tiene la paz.

Porque morimos, también, en el alma del otro,

en la íntima oscuridad de su sonido que nos pronuncia,

como si estuviera llamando un sueño que se nos va.


Y uno quiere retener el verbo nacer y su placenta,

quiere resistir en el silencio del refugiado que mira al cielo,

como buscando una constelación que, en esa parte del mundo, no existe.

Nuestro llanto alerta a una madre cuyo rostro, en lugar de consolarnos,

parece que nos pidiera silencio.

Y uno necesita volverse orilla, porque debajo de esa palabra amada

y desacostumbrada a la boca hay tantas voces, hay tantos pájaros.

Hay una pluma intentando purgar las entrañas inquietas de las flautas.


Es necesario, pocos lo saben, volvernos semilla

y cultivarnos sobre ese nombre a la vez, tan nuestro y tan ajeno:

desde allí, esperaremos las primeras flores y las primeras abejas.

La miel no tiene lengua, ni garganta, pero canta.


Que no se olvide nunca ese rumor entre las acequias,

porque se le habrá negado al niño el amor por los signos,


se le habrá detenido al tiempo el presente de un poema que hemos matado.

Nos tocará entonces, respirar el desierto, la lenta fragua, la viña y,

con sus voces, afilar el corazón más necesario, aunque nadie se atreva a empuñarlo;

aunque nadie levante la hoz, como un grito de guerra,

cuando se deje ver el amanecer herido.


¿Anunciarán los zorzales un nuevo día,

cuando te hayas ido llevándote lo que queda del jardín?


Por eso, duele tanto atravesarse con un ruiseñor:

porque es la misma batalla la que libera la pureza y, es ahí,

cuando cada silencio pierde su frío.


Tenemos la sangre hecha antorcha, devoto fuego ardiendo

entre las cuerdas vocales:

sabemos que nos puede matar una guitarra,

sabemos que no es lo mismo afinar un amor que un piano.


Solo nos queda la luz desengañada del que grita, del que aún siente,

del hombre sensible que aún llora; nos queda la voz del que resiste,

del que escapa, del que se niega a disparar.

Tal vez, no merecemos más que otra primavera apócrifa, aplazada

pero llena de mariposas.


Allí, sobre el invierno, volverán a nacer las udumbaras sin sombras,

y el camino que hoy destruyeron

se dejará ver sobre la tumba de los reyes,

como si la misma tierra predicara sus milagros.

Nos tocará desencadenar la tragedia, en esa alegría humana

de volvernos inexplicables, en esa paciencia que exige el deseo

de una voz enamorada, que aguarda con ilusión la eternidad.


Tus arcanos se llenarán del gorjeo de una sangre perfumada,

de la melancolía inapelable de los años pasados


y de nuestras plegarias más profundas.

Lo sabemos: hay tantas voces.

Dejará canto y hojarasca lo poco que amanse la noche

en este sueño que (hoy) te he donado.



LA PREGUNTA



1er Premio II Certamen Internacional Literario, en poesía, de la Fundación ReSiFro

(Buenos Aires, Argentina). Tema: “Día del inmigrante”.



Estoy en la búsqueda de mis propias fronteras

y me pregunto qué encontraré:

qué tiene para darme esta tierra que recibió mi semilla

y en dónde crecerán, esperanzadas, mis nuevas raíces

habituadas al sustrato de otros suelos áridos.


A veces, creo que estoy cultivada

por el agua de lluvias emigrantes, por la luz

nunca arrepentida del sol y por un idioma fundado

a partir de revoluciones y de guerras;

un idioma cargado de muertes, de nacimientos,

de viajes y de dioses forasteros.


En esa sospecha fugaz de mi origen milagroso,

descubro que soy hija de un mundo escindido:

una de sus mitades vuelve a buscarme

y la otra se queda sola, soñando.

Mi hogar nunca tuvo forma de crisálida,

nunca pude sostener yo sola

todos mis truenos, pero me acostumbré a trasformar en mi casa

las estrofas del himno gigante y generoso de mi país,

acostumbré a construir mi casa

sobre los versos de una oración de Santo Torino Romo,

sobre el uso horario que me separa de tu abrazo,

y sobre los kilómetros de mi incertidumbre.


Mi lenguaje es parte de mi patria:

en ella están impregnadas las conquistas,

los gritos, los amores, los reencuentros

y las creencias de los antepasados.

Mi lengua madre no es más que otro inmigrante que ha tomado el barco

junto con todos sus lexemas y su gramática apátrida;

ha venido, embarazada de sus prefijos a construir su propia palabra,

a dejarse polinizar por abejas nuevas que, por momentos,

atraviesan la carne cansada con su aguijón de bienvenida.


Buscando, vi niños solos, niños

huyendo de la ruina y la persecución,

familias amparadas solo por el desierto o el mar que debían cruzar

para sanar aquellos símbolos de la violencia y del miedo.

Junto las manos, veo que más que manos

parecen las dos mitades de un nido

que los pájaros migratorios de Mendoza han deshabitado;

ahora, lo adopto como mío: escribe palabras en otro idioma,

protege, enlaza, toma otras manos

con el color de un atardecer que veo por primera vez.


Todo el tiempo, a pesar de mi buena fe,

he formulado mal la pregunta,

he malinterpretado la envergadura dormida de mis alas.

Yo no busco, yo ofrezco.

La pregunta siempre fue:

¿qué tengo yo para dar a esta tierra?



ME MEREZCO MUJER



Me merezco mujer, merezco

mis menstruaciones, mis músculos,

mis mandrágoras, mi maternidad maravillosa.

Me merezco mujer, merezco mis mieles,

mis monstruos, mis metamorfosis:

merezco mis minotauros, mis mitos, mis musas.

Me merezco mujer, me merezco marchando majestuosa

mientras manifiesto mis milagros,

mientras muestran mis manos mil mariposas multicolores.

Me merezco mujer, merezco mi magma,

mis montañas moviéndose,

mis mares místicos madrugando mangatas,

mis margaritas meciéndose.

Merezco mi mirada, mi mandíbula, mis moléculas,

mi muérdago, mis mosaicos.

Merezco macrocosmos menos machistas,

menos misóginos, menos mecánicos.

Merezco menos muertes, menos martillos, ¡menos machetes!

Merezco mi magia, mis metalenguajes, mis mañanas.


¡Merezco mis manchas, mis máculas, mis minutos,

mis muslos misteriosos!

Me merezco mujer, merezco marchar multiplicándolas,

multiplicándoles mundos mejores, mundos menos mentirosos.



 (Este poema forma parte de la antología Calladita de ves mejor; y publicada en edición e-book en marzo, 2024 por  Editorial Autómata de Lima, Perú).



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